Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 27 de febrero de 2016

El valor del testimonio


«La verdadera elevación del hombre  [ …] no se alcanza explotando solamente la abundancia de bienes y servicios, o disponiendo de infraestructuras perfectas […]. Lo dice claramente el Señor en el Evangelio, llamando la atención de todos sobre la verdadera jerarquía de valores: “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?” (Mt 16,26)» (Soll, rei socialis. N.33) Nuestro compromiso debe moverse en esta  dirección.

 

Se trata de una lucha ardua; pero «quien quisiera renunciar a la tarea, difícil pero exultante, de elevar la suerte de todo el hombre y de todos los hombres, bajo el pretexto del peso de la lucha y del esfuerzo incesante de superación, o incluso por la experiencia de la derrota y del retorno al punto de partida, faltaría a la voluntad de Dios Creador» (Soll. Rei socialis, n. 30)

 

La doctrina social de la Iglesia no puede limitarse a ser “doctrina”: pide convertirse en práctica cotidiana. Juan Pablo II el Papa “trabajador” y obrero, el Papa que padeció en su propia carne la injusticia social y los resultados nefastos de las «estructuras del pecado», ha escrito en sus encíclicas sociales páginas ardientes sobre la urgencia de convertir las enseñanzas de la Iglesia acerca de la vida social en elección concreta de vida.

 

Ciertamente, el cristiano, al ver las injusticias  del mundo, no puede sustraerse a la denuncia profética del mal; pero no debe olvidar que «el anuncio es siempre más importante que la denuncia» (Soll, rei socialis, n.41) Y el mejor anuncio es, sin lugar a dudas, el testimonio.”

(Filippo Morlacchi Totus Tuus Nr 2 marzo/abril 2009)

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